MiPlayboy, 9 - Ana


Cap.9: ¡Sorpresa!

Le sonreí y le besé. El desabrocho mi sujetador, y me quitó la camiseta. Yo a cada segundo estaba más húmeda. Eché la cabeza hacia atrás, apoyándola en el hombro de Edward, mientras dejaba escapar un gemido y él seguía haciendo maravillas por mi cuerpo.


Bajó una de sus manos por mi barriga, dirección a mi pantalón. Con la otra ahora jugaba con uno de mis pezones. Desabrochó el pantalón, le ayudé a sacármelo y me bajé de la silla.

-Eres hermosa – me alabó contemplándome de arriba abajo.

Me acerqué a él y ronroneé en su oído. Dirigí mi mano al enorme y sobresaliente bulto que había en sus pantalones, que rogaban por salir y que le diera atención.

-No Bella – me sujetó de la muñeca – En la discoteca fuiste mala, me dejaste muy acalorado, ahora te toca a ti sufrir – sonrió y eso hizo que asintiera, deseosa de sentir todo lo que él quisiera hacerme.

Me cargó al estilo nupcial y le indiqué donde estaba mi habitación, era la primera vez que estaba en mi apartamento. Me dejó suavemente en la cama y se posicionó encima de mí. Agarró mis manos con una de sus muñecas y las sujetó arriba de mi cabeza. Fue repartiendo besos húmedos por toda mi piel, deteniéndose en mi ombligo. Yo le susurraba “Te Amo” a cada segundo.

Era increíble lo que me hacía sentir. Delineó mis pechos con su lengua, mientras yo gemía y después soplo en mi piel húmeda, haciéndome retorcer de placer.

-Edward… - gemía, intentando liberar mis manos, que seguían sujetas por Edward – Por… favor – lo necesitaba ya, notaba palpitaciones en mi zona íntima.

-¿Qué pasa cariño? – Me sonreía – Dime qué quieres – me besó con pasión.

-Por favor – rogué de nuevo, mientras bajaba mis braguitas de encaje, haciendo cosquillas en mi piel.

-Dime que es lo que quieres Bella, y te lo daré – me dijo rudo.

- A ti – jadeé en su boca.

-Siempre que quieras – y su lengua invadió mi boca en un beso fiero.

Sin despegarse de mí, consiguió quitarse la corbata y sacarse la camisa.

Rompimos el beso por falta de aire. El estaba encima de mí, con una pierna a cada costado, así que mientras se desabrochaba el cinturón yo acariciaba maravillada su pecho.

Se puso de pie y se sacó los pantalones y los calcetines. Me puse de pie detrás de él y le empuje a la cama, poniéndome encima de él. Me miraba con una hermosa sonrisa pícara. Le saqué los bóxers con prisa, con ansias. Jadeó cuando le cogí su miembro con las manos y empecé a frotarlo, estimulándolo.

-No… es justo, Bells – consiguió decir – Deja que te de placer.

-No, ya no soporto más – dije y me posicione encima y noté como entraba lentamente en mí.

Empecé a moverme arriba, abajo, arriba, abajo. Me sujetó de la cintura, y empecé a hacer círculos al mismo tiempo. Con la cabeza hacia atrás, aumenté el ritmo de mis movimientos. Me agarró los muslos, y yo me incliné sobre él, buscando sus labios.

Su lengua delineó mis labios, jugando. Ya lo veía venir, se estaba acercando… Las conocidas palpitaciones se instalaron en mi bajo vientre, no podía dejar de gemir y los gruñidos de Edward hacían que todo fuera más rápido.

-Te amo – me dijo Edward y fue cuando vi las estrellas, cuando pude liberarme, cuando exploté con un chillido. Edward dio varias embestidas más y terminó, notaba como me llenaba.

Caí en su pecho con un golpe sordo. Edward besó mi cabeza y nos tapó con la sábana. Se dedicó a acariciar mi espalda.

-A lo mejor se quejan los vecinos – le miré sin comprender – Menudo grito diste, por poco me dejas sordo – dijo con mi sonrisa favorita.

Me sonrojé profundamente – Tú tienes la culpa – golpeé su pecho y le besé con dulzura.

-Me alegro que te haya gustado – sonrió al terminar el beso.

Me relajé en su pecho, mirando el techo con la mente en blanco. Edward rodeaba mi cintura, totalmente pegado a mí. Había pasado media hora desde que lo habíamos hecho, pero ya me sentía de nuevo necesitada. Así que le bese con dulzura, esperando una contestación.

El ritmo del beso fue subiendo de tono. Y aunque me parecía imposible, noté como poco a poco me humedecía de nuevo, justo lo que quería. Edward se puso encima de mí, su miembro volvía a estar rígido.

Introdujo uno de sus dedos en mi interior, haciéndome gozar, y al ver que me gustaba introdujo otro. Le besé con pasión y seguimos con nuestro juego para mayores…



*********

Bella… me llamaban en sueños. Bella… seguían llamándome.

-Déjame – le dije al que me molestaba en sueños.

Bella… me parecía la voz de Edward. Bella despierta ya por favor…

Abrí los ojos. Edward estaba de pie en la cama, sacudiéndome suavemente. Miré el reloj, eran las diez de la mañana. Podría haberme dejado más tiempo dormida.

-¿Qué pasa? – dije estirándome, estaba entumecida.

-Es un tal Peter, pregunta mucho por ti – me dijo contrariado – ¿Quién es Bella?

-Es mi representante tonto – le di un pico y me incorporé. Me di cuenta que estaba desnuda, así que tras sonrojarme cogí la camisa de Edward y me la puse, cerrando los botones suficientes para que no se viera nada.

-Te sienta bien – me guiñó un ojo. El tenía sus pantalones de ayer.

-Gracias, pero dame el móvil que si no me regaña Peter – dije mientras le quitaba el móvil – Es un hombre muy impaciente – dije susurrando y tapando el micrófono del móvil, no quería arriesgarme.

Edward soltó una hermosa carcajada y tuve que concentrarme en atender la llamada y no quedarme embobada mirando a Edward.

-Hola Peter – saludé.

-Por fin contestas Isabella – siempre me decía así cuando estaba enfadado – Prefiero no saber porque has tardado tanto, ya que supongo que ese era tu novio – me quedé sin palabras.

-Peter… yo… no – Edward me miraba divertido desde la cama y yo daba círculos por la habitación, nerviosa y con el color de un tomate.

-Da igual Bella – rió – Llamaba para el asunto de París. Es dentro de doce días, pero necesito que llegues allí dentro de diez, para ver el salón, probarte el vestido… organizar todo vaya. Resumiendo, hoy es día 6 de Agosto y tienes que venir el día 16.

-Claro Peter. ¿Y cuántos días serán la pasarela?

- Al final solo serán dos. La noche del viernes 18 de Agosto y el Sábado 19 todo el día – me informó – Quitaron el domingo, no sé el motivo.

-Mejor, así estamos menos tiempo allí – murmuré.

-¿Y piensas llevar a alguien contigo?

-De eso quería hablarte – aproveché que había sacado el tema.

-Pues dime lo que sea, tengo que irme a preparar los billetes de avión – me metió prisa.

-¿Puedo ir con dos amigas? – Le pregunté – Yo pago sus billetes de avión y todo.

-Vale Bella, entonces, reservo cuatro billetes. El hotel ya está reservado, es bonito y sé que te va a gustar. Adiós Bella.

-Chao Peter – colgamos.

Edward me rodeó la cintura en un abrazo por detrás.

-¿Y esa sonrisa? – me preguntó, haciendo que se erizaran los pelos de mi nuca.

-¿Sabes qué voy a París no? - giré y rodeé su cintura.

-Si – asintió.

-Pues es dentro de diez días – le sonreí – Y esa sonrisa es porque Peter me ha dejado que me acompañen Alice y Rose - se quedó serio de repente, asimilando lo que le había dicho.

-¿Cuánto estaréis fuera?

-El desfile son dos días, pero también tenemos que llegar dos días antes y un día para descansar después. Haz tú la cuenta – le di un beso en la mejilla.

-Cinco días – contestó rápidamente – Cinco días sin tenerte a mi lado.

-Pensaba decirte que vinieras – me miró con esperanza – Pero Rose y Alice son chicas, van a disfrutar viendo la pasarela. Y si yo te llevo a ti, no estaré concentrada ya que me quedaría mirándote todo el rato – Una idea se me ocurrió - ¿Sabes lo que deberíais hacer? – Pregunté – Empezar a organizar la boda – dije con una enorme sonrisa.

-Puede – me contestó no muy contento – Vamos a desayunar – me cogió de la mano y nos dirigimos a la cocina.

-Que bien huele – dije aspirando el olor que venía de la cocina – ¿Qué has hecho?

-Huevos, bacon y tostadas – me sonrió – Siéntate, yo te sirvo.

Me senté en la mesa y le vi actuar. Con mucha agilidad, cogió los platos y sacó una ración para cada uno. Después echó zumo de piña en un vaso y me lo puso por delante.

Sin esperar o decir palabra, empecé a comer todo lo que había en mi plato. Me había levantado con un hambre inusual en mí. Edward me observaba, con una sonrisa pero con nostalgia en los ojos. Cuando terminé de comer, el recogió los platos, aunque él no comió nada. Le seguí a la cocina, ya cabreada.

- Edward, ¿qué diablos te pasa? – le pregunté molesta.

-Nada cielo, perdóname. Estoy bien – me sonrió – Venga vamos a ducharnos.

- Dúchate tu primero Ed, voy a hacer unas llamadas – le sonreí.

- Vale – me beso en la frente y se fue de la cocina.

Me senté en un pequeño banco de la cocina. Mientras miraba sin prestar atención los modernos muebles de caoba, pensaba en Edward. ¿Qué le pasaba? Se había puesto así tras la llamada de Peter, tras haberle dicho que iría a París con Rose y Alice. Rose y Alice, ese era el problema. Él me había dicho que también quería ir, pero no iba a poder ser. Lo que le pasaba era algo simple, estaba celoso.

Me levanté del banco con una sonrisa y fui a mi habitación, ya tranquila por saber que nada de importancia le pasaba a Edward. Hice la cama mientras escuchaba el agua correr desde el baño, ahí estaría Edward con su pelo mojado, su torso desnudo… “Basta Bella” sacudí la cabeza para que esa maravillosa imagen saliera de mi mente, ya que si seguía ahí entraría en el baño y me comería a Edward a besos. Y era una idea muy tentadora…

Miré el reloj, eran las once de la mañana. El agua había dejado de correr, se estaría secando ahora. De repente sonó mi móvil en la habitación. No lo veía por ninguna parte, así que me dirigí donde creía que provenía el sonido. Después de varios segundos lo encontré en el bolso que llevaba anoche. Lo cogí corriendo y contesté.

-¿Diga?

- ISABELLA MARIE SWAM – chilló una voz grave por el auricular, la voz de mi primo, la voz de Nahuel - ¿Dónde te has metido? – estaba enfadado.

-Hola primo – intenté sonar calmada, pero realmente estaba nerviosa - ¿Qué tal estás?

-Pequeña, no me cambies de tema, conozco tus trucos – me dijo ya relajado mientras reía. Solté un suspiro - ¿Por qué no me has llamado? Hace casi una semana que te envié el mensaje, y ni siquiera me respondiste – ¡es verdad! Mi primo me había enviado un mensaje y yo me había olvidado responderle, vaya cabeza la mía.

-Ay lo siento Nahuel, pero no te enfades – hice un puchero, aunque él no me veía – He estado muy ocupada, tengo muchas cosas que contarte – le dije con entusiasmo.

Mi primo y yo siempre habíamos estado unidos. De pequeños éramos confidentes pese a que tenía dos años más que yo. Pero el nunca, jamás, me ha dejado de lado por algún amigo o alguna niña. Su primita pequeña, o sea yo, siempre era lo primero. Y él para mí igual, era una de las personas más importantes de mi vida.

-¿En serio? Yo también – me respondió – Por cierto Bella, ¿has sabido algo de tu madre últimamente?

-No, no hablo con ella desde hace… creo que dos años – respondí triste. Mi madre y yo nos habíamos separado mucho desde que se volvió a casar y se fue de casa. No sabía cómo estaba y como le había ido en estos años.

-Ah, bueno… Entonces Bella, ¿cuándo vamos a vernos?

-¿Por qué no me visitáis? Tú y Leah, podéis veniros a mi apartamento – le dije contenta. Sería genial tenerlos aquí, y poder presentarle a Edward.

-¿No sería mucha molesta Belly?

-¡Claro que no! ¿Cuándo podéis venir?

- ¿Y por qué no vamos dentro de dos días?

-Siiii – chillé por el auricular y escuché a mi primo reírse, parecía una niña chica a la que le regalan un gran y nuevo juguete – Os recojo en el aeropuerto – sonreí.

Edward acababa de salir del baño. Tenía la toalla enroscada en la cintura, permitiendo que viera sus perfectos abdominales y con otra se secaba el pelo, del que caían pequeñas gotas que se deslizaban por su cuello. Me entró calor de repente.

- ¿Bella? ¿Me escuchas? – Nahuel me llamaba.

-Emm sí, ¿qué pasa? ¿Me has dicho algo? – pregunté sonrojada.

-No, simplemente te decía que el martes estaremos allí. Leah está reservando los billetes de avión por Internet. El vuelo llega a las cinco de la tarde. ¿Estarás allí?

-Por supuesto.

-Vale, pues cuídate y ya nos veremos el martes – me dijo.

-Claro, un beso.

-Chao.

Dejé el móvil en la mesa, contenta porque mi primo me visitaría. Y Leah… bueno, no me llevaba muy bien con ella. Siempre me miraba desafiante, como si fuera un peligro. No la entendía. Pero estos días que se quedaran conmigo, intentaría llevarme lo mejor que pueda con ella.

-¿En qué piensas mi hermosa Bella? – me preguntó Edward poniéndose delante de mí.

Se había puesto unos vaqueros claros, con un polo azul marino y unos zapatos negros. Estaba guapísimo.

- Mi primo y su novia van a visitarme – le sonreí emocionada – Ya los conocerás, seguro que te caen bien – le abracé fuerte – Oye, ¿de dónde has sacado la ropa?

-Alice me la echo en una mochila – se revolvió el pelo – Supongo que sabría que me quedaría conmigo. Mi pequeña vidente – dijo refiriéndose a Alice y se rió.

-Pues te sienta muy bien – le dije – Eres el novio más guapo del mundo – le di un beso – Bueno, voy a ducharme, son las once y media. ¿A qué hora tenemos que estar allí?

-Mientras antes mejor. Tómate tu tiempo, mientras lleguemos antes de comer… - sonrió como a mí me gustaba.

Me metí en el baño y me quité corriendo la camisa de Edward. Puse el agua caliente y una vez que empezó a caer, me metí bajo el chorro. Me duché rápido, aunque disfruté del agua caliente relajando mis músculos.

Salí de la ducha rodeada con la toalla. El espejo estaba empañado por el vapor caliente del agua, apenas se distinguía la puerta a través del espejo. Cogí un trapo que había en el mueble al lado del espejo y limpié el espejo. Grande fue mi sorpresa y mi sobresalto al ver a Edward asomado en la puerta mirándome divertido.

-¡Edward! ¡Qué susto me has dado! – le grité sonrojada y con el corazón a mil – Sal ahora mismo.

-No te enfades Bella – me sonrió tranquilo – Esa toalla me encanta – dijo señalando mi pequeña toalla blanca, que no tapaba mucho. Me puse como un tomate y fui a la puerta y la cerré en sus narices. Escuché a Edward reírse.

-¡Tonto! – le chillé riéndome, ahora que estaba a salvo de su intensa mirada.

-Me has ofendido Bella – y reímos.

Una vez me sequé el pelo y tenía la ropa interior puesta, salí a mi dormitorio y abrí el armario… ¿Qué iba a ponerme? Cogí un vestido blanco con un lazo azul en medio, de la marca Versase y un bolso Armani. Me puse unos tacones pequeños a juego con el vestido y por último los complementos, unas perlas blancas y un pequeño anillo de plata con mi nombre en la cara interna.

-Estás guapísima Bella – me dijo Edward apoyado en el marco de la puerta, yo terminé de echarme perfume y le sonreí.

-Gracias cariño – le di un abrazo - ¿Nos vamos?

-Sí, vamos.

-Ed, ¿te importa que cojamos mi coche?

-Claro – me dijo mientras salíamos del apartamento e íbamos al garaje - ¿Qué coche tienes?

-Un Mini – sonreí, aunque iríamos en el Aston.

-Me imaginaba que tendrías algún coche más ostentoso, por lo menos Audi o Mercedes. Veo que no, eres única – me dijo sonriendo.

-También tengo un Aston Martín – dije mientras se abría el garaje y se veía mi coche. Edward se atragantó con sus propias palabras, asombrado.

- Dios Bella, me encanta – sonrió – Podrías habérmelo dicho.

-Te dejo que conduzcas – le tiré las llaves y me sonrió enseñándome una perfecta fila de blancos dientes.

Me abrió la puerta y entré. El entró a los segundos. Arrancó el coche y me sonrió al escuchar el ronroneo, aceleró y fuimos todo el camino escuchando la radio y a máxima velocidad.

Edward cada vez que podía me lanzaba miradas y sonrisas, sí que le había gustado el coche.

Llegamos a la casa de los Cullen en poco tiempo, eran apenas las doce y veinte.

Bajamos del coche y entramos a la casa.

-Hola – saludamos mientras andábamos al salón cogidos de la mano.

-Hola – nos saludaron Emmet y Jasper, que estaban haciendo algo en la tele.

Alice y Rose vinieron a darme un abrazo y un beso a Edward. Carlisle y Esme también vinieron a recibirnos con un cálido abrazo, que gustosa respondí.

-Ed, voy a ayudar a las chicas a poner la mesa – le dije y me fui a ayudar a las chicas, que andaban de la cocina al comedor, del comedor a la cocina. Así repetidamente.

-¿Qué comeremos Alice? – pregunté mientras ponía los cubiertos.

-Mamá ha hecho pollo asado con patatas a lo pobre –sonrió.

-Me encanta la comida de Esme – dijo Rose.

- ¡Y a mí también! – gritó Emmet desde el salón y nosotras nos reímos.

Cuando terminamos de poner la mesa cogí a las chicas de la mano y me las lleve a la entrada. Me miraban raro, no sabían porque les había traido aquí.

-Chicas, os tengo una sorpresa – sonreí.

-¿Sorpresa? – a Alice se le iluminaron los ojos. Rose me miraba intentando descubrir que era.

-Sí, ¿sabeis que dentro de varios días hay una lujosa pasarela de moda? Totalmente privada y con las mejores colecciones para Otoño – dije.

-Sí, ¿por qué? – dijo Alice con el ceño fruncido.

- Porque… ¡Nos vamos a París! – chillé emocionada.

Las dos parecían procesar la información. De repente se miraron y saltaron encima de mí en un abrazo, haciéndonos caer al suelo.

-¡A París! – gritaron las dos y nos pusimos a reír.


**************
Chicas:D Aquí teneis el 9º capitulo, y os adelanto que a partir de aquí se va a poner más interesante la historia...
QUIERO ACLARAR UNA COSA. AL PRINCIPIO DEL FIC, DIJE QUE BELLA TENIA LOS OJOS AZULES, PUES OLVIDAROS DE ESO Y IMAGINAD QUE LOS TIENE CHIOCOLATE. Disculpen las molestias xD

En fin, que espero que os guste y un besazo a nuestras ya 116 seguidoras:D(L)



7 comentarios:

Unknown dijo...

holaaaa hermanita el capi esta genial, te quedo muy bien!!!! te felicito, esta historia es muy chevere ojala puedas subir pronto el otro capi, hay seri genial que lleve a edward es tan lindooo.
te quieroooo saludos desde colombia
oye abrigate bien para que no te congeles!!! abriguense bien las dos!!!

Patricia dijo...

holaaa, dios este capi esta super genial , me encanto, jejeje pobre edward esta super celoso, yo quieroo una amiga asii q me lleve a paris, jejeje , besossss

Elmi dijo...

Holaaaa...
Tal parece que Rose y Alice se ganaron la loteria con bella... q lindo no???
Con sinceridad te digo que me gusta mucho como escribes, esta super bien tu forma de redactar.
Solo hay algunas cositas que seria bueno revisaras, nombre y pequeñas palabras mal escritas...
Gracias por regalarnos esta linda historia...
Espero el siguiente

nydia dijo...

Hola no soy muy buena comentarista pero te podria decir q me encanta como escribes y como expresas tus historias son magnificas te felicito sigue asi.Besos desde Ecuador

Irene Comendador dijo...

Simplemente perfect6o, esos juegos en la cama, tan eroticos y sensuales, esa llamada del tal peter haciendo que edward se pusiera celoso, genial, y lo de paris que parece que no le hizo mucha gracia, si os digo la verdad, a mi tampoco, eso de que esten separados no me gusta, pero bueno, y lo del primo a ver que tal sale la cosa
un beso de los grandes y siento no poder estar mas amenudo por aqui
es que mi trabajo ya sabeis es insufrible
os adoro
Irene

yolanda dijo...

hola encontrado recientement este blog y ya m e puesto al día con esta historia tan preciosa q m a enganchado desd la primera linia.. tienes mucho talento enohorabuena... estoy como loca por el siguiente capi..Un bsot desd madrid

Angie P.S dijo...

los ojos de Bella son ....Chocolate no azules, okay ya esta cambiada la programacion =D, por favor chicas actualicen pronto, estoy enganchada con la historia.

FIRMAS!

Firmemos todos para que S.M. escriba Sol de Medianoche:D
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