Accidentalemte enamorados, 3 - AnaCullen



CAP.3: Compras y celos.

Esme no se separó de mí mientras comía, aunque pude notar como intentaba alejarse de mi comida, ocultando una mirada de repulsión.

-¿Quieres un trozo? - pregunte señalando la pizza, intentando no ser descortés

-No gracias cariño. Come tú, te ves delgada - sonrió cálidamente.

Asentí y seguí tomando la pizza. En ese momento entró Alice, con su enorme sonrisa, le dio un beso a Esme y se sentó a mi lado. Me miraba comer como si fuera algo extraño, como si fuera ilógico. Pero yo no dije nada, aunque ya había visto esa reacción también en Carlisle y Esme.

-Bueno Isabella, creo que Carlisle va a tener una charla contigo. Necesitas saber de nosotros y como nos organizaremos si vas a estar aquí un tiempo - dijo con una sonrisa.

-Mm, vale, supongo.

-Genial, cuando termines de cenar, si aun no estás cansada, ve al despacho de Carlisle, yo te acompañaré - dijo con una enorme sonrisa. - asentí de nuevo y termine la pizza. Me puse a recoger los platos pero Esme me paró.

-No querida, yo me encargo, tú ve con Carlisle - dijo sonriendo y quitó las pocas cosas que habíamos puesto en la mesa, ya que ninguno de ellos

Alice empezó a andar por unos pasillos. Se movía con tal gracia y elegancia, que era imposible sentirse menos a su lado. Las modelos, e incluso las bailarinas, envidiarían su forma de moverse. Se me escapo un bostezo, pero no paso desapercibido para Alice, aunque iba un metro por delante.

-Isabella, si realmente te sientes cansada, podríais hablar mañana vale? - dijo sonriendo.

-No, no. No estoy cansada Alice - asintió y subimos las escaleras.

En realidad sí que me sentía cansada. Más bien agotada. Los sucesos ocurridos en estas 24 horas me habían dejado exhausta. Pero ahora mismo me picaba la curiosidad, de sabes qué me diría Carlisle. Alice pego en una puerta y la abrió. Era un despacho, enorme. Con varios estantes llenos de libros, muchos de ellos con apariencia muy antigua. Carlisle estaba sentado en un escritorio, con una sonrisa en su cara.

-Pasa Isabella - me dijo y así lo hice. Se escucho la puerta cerrarse, Alice no había entrado. Me senté frente a Carlisle en su escritorio y sonreí.

-Bueno Isabella, te he llamado para hablar contigo - yo asentí - Te vas a quedar con nosotros aquí, como ya sabes, así que cuando quieras acomoda tus cosas, Alice te ayudara. Como me he fijado no tienes coche, te recomiendo que vayas con Rose o Edward a comprar uno si quieres, nosotros te lo pagaremos.

-Gracias Carlisle. La verdad es que me vendría muy bien vuestra ayuda. Esta tarde me gustaría ir a comprar lo que me haga falta, y así conozco un poco el pueblo. Podrían acompañarme alguno de los chicos?

-Supongo que sí, no creo que tengan nada más importante que hacer.

-Vale, gracias de nuevo Carlisle – me levante de la silla y me dirigí a la puerta.

-No hay que darlas Bella, estás en tu casa – sonrió cálidamente y salí del despacho. Alice me estaba esperando fuera con una enorme sonrisa.

-Bueno, entonces vamos de compras mañana no? – chilló y empezó a dar palmitas mientras andaba hacia delante. Yo la mire extrañada.

-Esa era la idea, como te has enterado? – fruncí el ceño, ella se volvió hacia mí.

-Bueno, veras, es que no he podido evitar escucharos – dijo media arrepentida, yo sonreí.

-No pasa nada – le dije. En realidad no estaba molesta, era incapaz de estarlo con ella.

-Gracias. Bueno te enseñare la casa – me dijo alegre y me cogió la mano, pero la suya estaba helada, como un cubito de hielo. Un escalofrío me recorrió pero decidí no comentar nada, además se sentía bien.

Me enseño toda la casa, explicándome las habitaciones de cada uno, los baños y la cocina, además de la biblioteca y la sala de juegos que tenían.

-Bueno, y esta será tu habitación – señalo una puerta que estaba frente a la de Edward, aunque no me permití que ese simple hecho me pusiera nerviosa.

La habitación por dentro era enorme, igual que todas las demás. Había unos enormes ventanales que iluminaban toda la estancia, muebles de último modelo, una cama enorme y una tele plasma. Además, también había varios libros en un estante y un ordenador en el escritorio.

-Es maravillosa – dije acercándome a la cama y echándome sobre ella. Alice se sentó a mi lado.

-Gracias, me he tomado la libertad de acomodar tus ropas en el armario, y el neceser lo tienes en el baño de ahí – me señalo una puerta al lado del armario – Cuando estés lista mañana baja a la sala y saldremos a comprar cuando desayunes Isabella – me dijo entusiasmada y me dio un beso en la mejilla. Cuando estuvo en la puerta le hable.

-Llámame Bella Alice, odio mi nombre completo. Y muchas gracias por todo de verdad, no me lo merezco – me dedico una hermosa sonrisa y salió.

Suspire y me dirigí al baño. Lagrimas traicioneras caían ahora por mis mejillas, echaba en falta a mi padre, ni siquiera pude despedirme de él. Sentía un dolor enorme en el pecho. Esas abominables personas lo pagarían, de eso estaba segura. Me metí al baño y estuve allí durante poco tiempo. Me lie una toalla y salí, me vestí y me cepille el pelo mientras revivía todo lo sucedido. Todavía recordaba el sonido de los disparos, las risas despiadadas de los hombres, la mira asustada de Lisa…Me tumbé en la cama con la mente en blanco hasta que me quede dormida.

Me desperté con los rayos de sol golpeando mi cara, todavía tenías surcos de lágrimas en mi rostro. Fui al baño y despejé, así que me vestí. Termine de arreglarme y baje al salón. Ni siquiera me moleste en maquillarme, no tenía ganas. Solo quería comprar lo que hiciera falta y empezar de nuevo con esta maravillosa familia.

-Ya estas lista – exclamo Alice detrás de mí, me volví y le sonreí – Edward nos acompañara, no te importa no?

-No claro que no – dije colorada.

-Me alegra eso – dijo esa voz aterciopelada voz a mis espaldas.

-Alice, m-mejor voy a coger mi bolso, que se me ha olvidado – dije nerviosa ante su presencia y subí corriendo las escaleras. Entre hiperventilando y me lleva la mano al corazón, latía desbocado por su presencia repentina y por la carrera que acababa de dar. Cogí mi bolso y metí la cartera con las tarjetas de crédito y mi identificación.

Baje de nuevo las escaleras y me cruce con Emmet, me guiño un ojo y me revolvió el pelo, yo me sonroje y fui hasta los chicos, que me esperaban en la puerta.

-Ya lo he cogido todo Alice – sonreí.

-Genial, estás muy guapa – me devolvió la sonrisa.

-Si, cierto estas hermosa – dijo Edward y salió por la puerta. Alice solto una risita y yo me sonroje. Salimos detrás de él y llegamos hasta un Volvo plateado, era precioso.

-De quien es el coche? – pregunte mirándolo detenidamente.

-Mío – me dijo Edward y me abrió la puerta de atrás. Entre y Alice se sentó a mi lado.

-Y tienes edad para conducir?

-Tengo diecisiete años – me regalo una sonrisa torcida y note como mi corazón se aceleraba. El agrando su sonrisa y arranco el coche.

-Bueno Bella, y que quieres mirar primero? – me dijo Alice con una enorme sonrisa. Algo me decía que le encantaba ir de compras.

-Pues me gustaría mirar varias cosas Alice, pero no quiero ser una molestia para vosotros – dije agachando la mirada.

-No eres una molestia Isabella – me dijo Edward mirándome por el espejo retrovisor. Sus ojos dorados me hipnotizaron.

-Bella? – Alice me sacudió y me di cuenta de que había estado mirando mucho tiempo a Edward – Te iba diciendo que podemos ir a donde quieras, así compro yo también, que llevo mucho tiempo sin ropa nueva.

-Alice, a mucho tiempo le llamas cuatro días? – Edward se carcajeo y a mí se me escapo unas risitas. Alice levanto el mentón, desafiante.

-Pues si Eddy, es mucho tiempo.

-Me parece genial la idea Alice – le sonreí – y también me gustaría mirar para comprarme un coche… Me ayudarán?

-Si! – chillo Alice.

-No le hagas caso a la loca esta. Si por ella fuera elegiría un coche de color rosa pastel para ti – bromeó Edward y Alice bufo.

-Bueno, entonces ya veremos lo que hay – reí.

El resto del camino lo pasamos igual, bromeando y riendo. La verdad es que Alice era encantadora, parecía un torbellino y si antes había sospechado, ahora estaba segura de que era una adicta a las compras. Sobre Edward… no sé que decir, me encanta, simplemente.

-Llegamos! – chilló Alice y me arrastro fuera del coche aun cuando este estaba aparcando.

-Alice, la vas a romper! – le regaño molesto Edward y Alice le saco la lengua, aunque vi en su mirada algo que no supe identificar, como si fuera verdad que pudiera romperme. La verdad, es que con la muerte de mi padre me estaba volviendo un poco loca.

Edward bajo del coche y nos dirigimos los tres hasta el centro comercial. A Alice se le ilumino la cara en cuanto entramos por las puertas. Busque con la mirada alguna tienda que conociera, como un H&M o algo de ese estilo, pero Alice iba dirigida a una tienda Gucci con paso firme y una enorme sonrisa.

-Espero que te acostumbres a ella – me dijo Edward, no me había dado cuenta que estábamos muy cerca – Y por tu bien entra ya a la tienda.

-Bellaaaaa! Mira la ropaaa nuevaaa! – se escucho un gritó agudo desde las puertas de la tienda. Yo me sonroje y Edward empezó a reír, ese era el sonido más encantador que había escuchado nunca. La gente miraba a Alice extrañada y algunos soltaban risitas.

-Ahora se a lo que te referías – le conteste y me encamine a la tienda, con Edward pisándome los talones.

Estuvimos cerca de una hora solo en esa tienda. Alice había acaparado a una dependiente solo para nosotras e iba cogiendo ropa y más ropa y más ropa. Nunca había comprado en estas tiendas. No era por el dinero, pero estaba acostumbrada a otras tiendas y he de decir que me encanto el estilo de este diseñador.

-Pruébate este Bella, mira que azul más elegante – yo negué con la cabeza, aunque en realidad me gustaba el vestido, pero ya me había probado muchos vestidos – Anda por favor Bellitaaa – alargo la frase y me miro haciendo ojitos.

-Eres una tramposa duendecillo – cogí el vestido y cerré la cortina. Era hermoso y me quedaba bastante bien. Era pegado por el vientre y se soltaba en la cintura hasta las rosillas en ondas con detalles negros. Era sin tirantes y una pequeña rosa negra adornaba la parte derecha del pecho. Alice entro y me miro de arriba abajo, mientras una sonrisa se le formaba en la cara.

-Bella estas guapísima! – chilló – Este te lo llevas a que si?

-Si Alice, pero no mas vestidos. Llevo por lo menos diez y no los utilizo nunca – dije mientras me quitaba el vestido, ya que la presencia de Alice no me incomodaba.

-Bueno, pues haremos algo para que estrenes los vestidos – me dijo mientras me tendía la ropa.

Fuimos al mostrador con los brazos llenos. Llevábamos muchísima ropa. Alice había aprovechado y había comprado para ella también y varias cosas para Rosalie. Edward saco la cartera para pagar, pero yo le detuve.

-Ni se te ocurra – le dije desafiante mientras yo cogía mi billetera. Él me miro confuso – Voy a pagar yo.

-No lo harás Isabella.

-Cóbrate de aquí, por favor – le dije a la dependienta que nos miraba divertida y le tendí una de mis tarjetas de crédito.

-No, cóbrate de aquí por favor señorita – le dijo Edward en un tono suave mientras miraba fijamente a la dependienta.

-C-Claro – dijo la dependienta y cogió el fajo de billetes que le ofrecía Edward, pasando olímpicamente de mi tarjeta.

-Quédese con el cambio – le dijo y le guiño un ojo. Yo lo mire enfurecida, me sonrió y salimos de allí.

Alice empezó a andar hacia otras tiendas y yo la seguí de cerca. No hable con ninguno de ellos en ningún momento, todavía estaba enfadada. Además, él no tenía porque ir guiñándole el ojo a las dependientas…

-Que te pasa Isabella? – preguntó Edward cuando salimos de la tercera tienda- Yo no contesté y seguí caminando – Te comió la lengua el gato? – Preguntó burlón y obtuvo una mirada fría de mi parte – Vamos Isabella, no te enojes conmigo por favor – me miro entre las pestañas intensamente. Me perdí en ese brillo dorado y asentí deslumbrada.

-Pero q-que sea la última vez – tartamudeé y el asintió con una sonrisa de victoria.

-Bueno Bella, quieres que vayamos a por el coche ya? Tienes en mente de que marca lo quieres? Cuales colores te gustan? Quieres uno parecido a mi Porsche? – no me dio tiempo a contestar las preguntas de Alice y hablaba tan rápido que me costaba entenderle.

-No la atosigues Alice, déjala respirar – dijo Edward mientras metía las bolsas en el maletero. La verdad es que no supe como cabían todas allí dentro, parecía que nos llevábamos dos tiendas enteras.

-La verdad es que me da igual el coche que sea. Solo quiero que sea pequeño, cómodo y seguro – le sonreí mientras subíamos al auto.

-Entonces yo sé donde puedes conseguir eso – me dijo Edward cuando entro al coche y yo le sonreí de vuelta.

-Ah! Voy a llamar a Jasper, seguro que me echa de menos tanto como yo a él – dijo Alice y saco su móvil muy rápido. Edward rodó los ojos y en mí creció la curiosidad.

-Jasparín es tu novio Alice? El chico rubio no? – sonreí, la verdad es que había cogido mucha confianza con ella. Edward empezó a reír mientras conducía pero no me dijo nada. Alice me miro con una mueca en la cara y empezó a hablar como cotorra por el móvil con un brillo especial en sus hermosos ojos dorados.

-Por qué te ríes tú? – le pregunte molesta a Edward.

-Bueno, es que el novio de Alice no es Jasparín como le has dicho. Su nombre real es Jasper – me sonrió torcidamente y yo me sonrojé.

Me volví a Alice y susurré un “lo siento”. Ella me sonrió y negó con la cabeza. Noté como giraba Edward y aparcaba. Salimos del coche y vi un concesionario Jaguar. Me giré a Edward y le sonreí, esa marca me encantaba.

-Chicos, los espero fuera, voy a ir al concesionario Porsche a mirar unos complementos para mi coche – dijo Alice y le guió un ojo a Edward, algo que me descolocó.

-Y cómo piensas ir? Lo hemos pasado hace veinte minutos y está muy lejos – le dije preocupada.

-Emm, bueno no tardaré mucho – dijo nerviosa pero confiada – Cogeré un taxi.

-Te vemos aquí dentro de dos horas Alice, no tardes más – le dijo Edward y Alice asintió y se fue en dirección contraria – Bueno, vamos a ver los coches – me dijo Edward y empezamos a andar hacia la puerta.

Entramos y me golpeó el frío que hacía dentro, tenían los aires enchufados. Edward notó mi escalofrío y se quitó su chaqueta, dándomela en silencio.

-Gracias, pero no tienes frío? – le dije mientras me ponía la chaqueta, aunque está estaba también muy fría. Olía deliciosamente bien y no pude contenerme de olisquearla durante varios segundos.

-No, tengo buenas reservas – me dijo el sonriendo y yo asentí mientras abejorros danzaban en mi barriga.

-Buenos días – nos saludó un empleado mayor que venía hacia nosotros – Bienvenidos a la casa Jaguar. Buscan algo en especial? – nos sonrió.

-Algo que sea cómodo – contestó Edward.

-Bueno, entonces pasemos y vean lo que tenemos. Hay muchos modelos.

Estuvimos dando vueltas bastante rato. Todos los coches eran preciosos, pero siempre había algo que me echaba para atrás en el último momento.

-Isabella, ¿te gusta ese? – me preguntó Edward sonriendo. Me giré y me gustó lo que vi.

-Sí, es precioso – dije y nos pusimos a mirar los datos. Después de mirar todo nos dimos cuenta de que no fallaba en nada. Tenía todo lo que necesitaba y me había encantado.

-Este coche es estupendo para ti, además es seguro – sonrió Edward.

-Es perfecto – sonreí de vuelta.

-Os decidís por ese? – preguntó amable el hombre mayor. Edward asintió – Genial, vamos a rellenar los documentos – puse cara de fastidio ante eso, nunca había soportado sentarme y mirar tanto papeleo, me ponía histérica.

-Isabella, si quieres me encargo yo, no hay problema – me sugirió Edward cuando íbamos detrás del hombre y estuve tentada a aceptar.

-No, porque tengo que pagar y poner el coche en mi nombre. Además, no confío en ti – le saqué la lengua divertida.

-Eso es un golpe bajo – se hizo el ofendido y sonrió torcidamente. A mí se me paró el corazón.

-De todas formas iré, gracias – le dije amablemente y entramos al despacho.

Después de media hora de firmar cosas, hablar sobre garantías, rellenar datos y todas esas tonterías, tenía en mi mano las llaves y salía por la puerta victoriosa junto con Edward.

-Tampoco ha sido tan malo no? – me preguntó Edward muy cerca de mí, haciendo que pegara un pequeño salto.

-Bueno, ha sido aburrido pero ya ha terminado, menos mal – le dije.

-Tienes hambre? – preguntó.

-No – mi estómago ya estaba lleno de mariposas.

-Entonces iremos después a comer – sonrió – Mira ya está Alice ahí – señaló con la cabeza hacia delante.

-Hola! – gritó – Cuál habéis escogido al final? – miré a Edward, ya que yo no me había quedado con el nombre. De mientras fuimos andando hacia el coche.

-Un Jaguar Xkr negro – dijo Edward y sonrió, a él también le gustó el coche.

-Qué bien! – entramos en el coche – Y cuando te lo traen? Has dado la dirección bien no? – me preguntó Alice mientras Edward arrancaba y se reía disimuladamente.

-Bueno, el hombre nos ha dicho que en unos días ya lo tendré. Y sí, he dado bien la dirección – levanté la barbilla orgullosa.

-Vale pequeña leona – me dijo Alice riéndose.

-De acuerdo diabólico duende – le saqué la lengua y reímos.

-Bueno Isabella, qué te apetece comer? – me preguntó Edward por el espejo.

-Me gusta la comida italiana – el asintió – Y por favor, prefiero que me llames Bella – me sonrojé y medio sonreí, aunque en realidad me gustaba como sonaba mi nombre completo en sus labios.

-Estupendo, Bella.

-Por cierto Alice, has comprado algo? – le dirigí mi total atención a ella, ya que me estaba poniendo nerviosa la intensa mirada que me daba Edward.

-No, aunque he encargado unos nuevos asientos de cuero para mi coche, eran realmente bonitos – dijo emocionada, yo reí por su entusiasmo.

-Llegamos señoritas – nos dijo Edward con su sonrisa torcida y salió a abrirnos la puerta.

-Vamos adentro – dijo Alice y me cogió de la mano, arrastrándome dentro del establecimiento – Mesa para tres por favor – le dijo a un chico de unos veinte años.

-Si, claro. Pasen por aquí – nos indicó una mesa y sonrió amablemente, aunque noté como se fijaba en mí demasiado – Ahora vuelvo, pidan lo que deseen – dijo mirándome y yo me sonrojé, y hasta creí escuchar un gruñido a mi lado.

-Gracias – contestó secamente Edward y nos sentamos.

-Que quieres tomar Bella? – preguntó Alice mientras hojeaba la carta.

-Pasta a la carbonara, y vosotros? – pregunté sonriendo.

-Yo todavía no tengo hambre – contestó rápidamente Edward.

-Tengo una dieta especial – se excusó Alice, aunque se me hizo raro lo que dijo.

-Am vale – sonreí y pedimos la orden. Fui consciente del guiño que me dirigió el camarero, aunque pasé de él como pude – Gracias – dije cuando me trajeron la comida.

Comí lentamente, disfrutando del sabor de la salsa con la pasta. Edward me miraba atento, siguiendo cada uno de mis pasos. Lo pillé muchas veces mirándome, pero a él parecía no importarle, ya que lo seguía haciendo. A mí cada vez me estaba poniendo más nerviosa su mirada. Alice estaba entretenida escribiendo en su móvil, supongo que algo a Jasparín, digo a Jasper.

Suspiré y dejé los cubiertos. Tomé de mi refresco y sonreí satisfecha.

-Estaba todo riquísimo, deberíais haberlo probado – sonreí con la barriga llena.

-Seguro que estaba delicioso – dijo Edward mirándome fijamente.

-Si, bueno voy al baño a arreglarme – Alice se levantó y se fue.

-Se les ofrece algo más? – preguntó el mismo camarero de antes, que no dejaba de mirarme y eso me estaba empezando a mosquear.

-La cuenta por favor – dijo Edward secamente pero siempre educado. Le miré agradecida y medio sonrió.

-Claro – dijo y nos entregó la cuenta, Edward pagó y nos levantamos.

-Voy al servicio a por Alice, voy a mirar si está lista ya – le dije a Edward y me encaminé al baño.

Entré al baño y Alice no estaba en ninguno. Escuché unas risitas de niñas, hablaban de un hombre. La curiosidad me ganó y pegué el oído a la puerta, rogando que no entrara nadie.

-Es hermoso, has visto que ojos dorados? Y que sonrisa más perfecta? - dijo una chica con voz de pito.

-Sí, pero has visto ese culo tan perfecto? Es perfecto – chilló la otra y yo me tuve que contener de no soltar una risita – Crees que será novia la del pelo negro o la castaña? – siguió con voz seductora, y yo caí en la cuenta de que hablaban de Edward.

Una ira creció en mí. No sabía el por qué, no tenía motivos, pero me molestó mucho que pensaran eso de Edward.

-No creo, así que iré allí y le diré si me acompaña. No podrá resistirse a mí – escuché y ya mi vista se volvió roja. Serían celos lo que sentía? Podría ser.

-EDWARD ES MÍO, OS ENTERAIS? OS QUIERO VER ALEJADAS DE EL – grité a todo pulmón consumida por la rabia. Las chicas se quedaron calladas, no comentaron.

La puerta del baño se abrió y apareció Alice con cara divertida y de sorpresa, mientras yo me iba poniendo roja por lo que acababa de gritar.

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Chicas! Aqui publicando capi de esta historia, que la tenia un poco olvidada V.v  El capi es largo, espero que os guste!^^ Un beso enorme(L) Me merezco vuestros comentarios?(: os adoro!

11 comentarios:

Roxana dijo...

REALMENTE ME ENCANTO EL CAPITULO PORQUE LA HISTORIA ESTA ENTRE LAS MAS ORIGINALES QUE HE LEÍDO.
ESPERO QUE SIGAN ESCRIBIENDO Y QUE NO DESPERDICIEN ESE TALENTO INCREÍBLE QUE TIENEN.

K. Crazy Cullen dijo...

wowwwww!!
o.O esta super el capi mola muxo me encanta la historia es perfecta k risa con lo de EDWARD ES MIO !!! jeje k risa kiero ver k le dice alice no te tardes en publicar xfa
PD: EDWARD ES MIO!!! no te ekibokes xD bss

Anónimo dijo...

Waaa, ameee el capitulo=D=D soy nueva aqii y la verdad me encanta vuestroo blog, teneis mucho talentoooo, jijijii, esta istoria me a encantado espero q subs pronto anaa, bsoos desde asturiiiaaaas:)

K. Crazy Cullen dijo...

ya e comentado antes y ya sabes me encantan tus historias pasate x mi blog me e exo una hoy y tengo un capi bss

Unknown dijo...

hayyy ana esta super super el capi, como siempre edward tan caballeroso por eso lo amo tanto, que va a hacer edward despues del grito de bella???
y que va a hacer ella??? hayy no que emocion me encanta
chicas esta super la historia
publiquen pronto de atrapando corazones si??
muchos abrazos desde colombia

catherina dijo...

es muy genial ,me encanta esta historia..me gusta muchisimo...bueno adios princesaas y ANIMO

Anónimo dijo...

hola mi nina, el capi estuvo genial, soy nueva en tu blog y me encantan todas las historias y que no se hayan ido son fantasticas, cuidense y besos, LOQUIBELL

Hadelqui dijo...

Ha estado genial, me acabo de leer los capítulos que había subido y está superinteresante la historia.
Que ganas de leer la continuación.

Irene Comendador dijo...

Holaaaaaaa mis chicas, antes que nada decir que ya estoy aquiiiii, volví, jajajjaja y para quedarme que no me ire ya nunca mas, os eche mucho de menos, y por donde empezar, a ver, que me ha costado mucho ponerme al dia con vosotras, ajajajajaj
Primero con mi Playboy, gracias mi reina por dedicarme el capi, que felicidad mas grande me hizo mucha ilusion, ya sabes que tengo predileccion por esa historia desde su comienzo y te sigue quedando perfecta, madre mia como avanza, todos emparejados y con tantas sorpresas no se cmo pude terminar el capi, me tubiste sonriendo y llorando de felicidad todo el rato, genial.
Y que me cuentas de accidentalmente enamorados, wow, esta genial, y ella no sospecha nada, no me lo creo, es que no se da cuenta de las cosas raras que rodean esta familia, jajajaj es magnifica esta historia tambien de verdad que no se como lo haceis, pero es maravilloso y me alegra que se pasara el asunto del plagio, que no quiero recordarlo pero me disguste mucho al respecto, ahora que esta todo resuelto estoy feliz, nos vemos mis niñas y aunque ya lo sabeis no puedo dejar de deciroslo
Os quiero mucho guapas
Irene

PATRICIA:) dijo...

Oh!:D muchisimas gracias a todaas por comentarme y leerme^^ Maryuri, me pongo a escribir el capi de Atrapando corazones ahora vale?(: un beso enorme a todaas y recordad que os adorooo(L)

karla dijo...

miren nadamas kien la viera tan fiera a la niña, ella si sabe como defender lok es suyo jaja

FIRMAS!

Firmemos todos para que S.M. escriba Sol de Medianoche:D
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